ROMANTICISMO - LITERATURA

 


Introducción


¿Sabes que es la literatura y cuales son cada uno de sus tipos y su complementación?


En este Blog podrás conocer con detalle un poco más acerca sobre la literatura, un poco de su historia, como se integra y algunas de sus características, pero nos enfocaremos en el ROMANTICISMO LITERARIO, conoceremos a profundidad que es exactamente, como inicio, su origen, autores, su historia de cada uno de ellos algunas de sus obras más conocidas, su proceso, inspiración y el cómo fue que las realizaron



Índice

*Introducción

*Índice

*¿Que es la literatura?

*¿Qué es el romanticismo literario?

*¿Cuáles son sus características fundamentales?

*Las vertientes nacionales del Romanticismo

*Autores

*Obras



¿Qué es la literatura?



La literatura se divide en géneros literarios que consiste en una clasificación de las obras en función de ciertos factores formales y semánticos. La clasificación tradicional de los géneros literarios establece cuatro grandes tipos:




GENEROS

 CARACERISTICA

Poesía

Utiliza el lenguaje de forma artística para expresar emociones y reflexiones.

Narrativa

Cuenta historias a través de la creación de personajes, tramas y escenarios.

Teatro

Representa situaciones y conflictos mediante diálogos y actuaciones en un escenario.

Ensayo

Expone y argumenta ideas sobre temas específicos de manera reflexiva y argumentativa.




¿Qué es el Romanticismo literario?


El Romanticismo literario es la vertiente literaria del Romanticismo, un importante movimiento estético, filosófico y artístico surgido en la Europa del siglo XVIII. El Romanticismo se opuso a los planteamientos racionalistas y cosmopolitas de la Ilustración, así como a la sociedad que estaba construyendo el incipiente capitalismo burgués.

El Romanticismo literario, también llamado “literatura romántica” o “literatura del Romanticismo”, tiene como rasgo central todo aquello vinculado al “espíritu romántico”: el énfasis en la subjetividad artística, la inspiración del autor, lo onírico, lo original y lo local. Por eso, la literatura romántica recuperó el valor del folklore de cada país y exaltó el nacionalismo, el cristianismo y el genio creador del poeta, entendido como una persona sensible e iluminada por las musas.

El Romanticismo literario no fue un movimiento uniforme ni unitario, sino que ocurrió a lo largo de distintas etapas. Tuvo su apogeo a comienzos del siglo XIX, en plena entrada a la modernidad contemporánea, y su declive hacia finales del mismo siglo, cuando cedió paso a otras vertientes literarias, como el simbolismo y el parnasianismo. Sin embargo, a pesar de tratarse de una tendencia literaria decimonónica, su influencia estética alcanza mucha de la literatura del presente.




Características del Romanticismo literario

En términos generales, las características del Romanticismo literario pueden resumirse en: el predominio de la pasión; la revaloración de lo nacional y lo folklórico; la exaltación de la individualidad y la libertad creativa; la recurrencia a la fantasía, el terror y lo siniestro; y cierto pesimismo y solemnidad en la representación del sufrimiento. Además, el movimiento tendió a ser muy diverso en cuestión de géneros literarios.

La pasión en contra de la razón

La literatura romántica heredó de los movimientos previos un predominio de la pasión y la acción como fuerzas humanas centrales, por encima de la racionalidad. Es decir que su visión del ser humano se centraba en las pasiones y las emociones, así como en el sueño y la inspiración, como alternativas a la visión racionalista de la Ilustración.

Por lo tanto, son comunes los relatos oníricos y apasionados, en los que aparecen sustancias como el láudano, el opio y el alcohol. Asimismo, sus personajes suelen verse envueltos en crímenes, misterios, aventuras y otras situaciones excepcionales y extraordinarias.

La revaloración de lo nacional y lo folklórico

Si la Ilustración defendía el cosmopolitismo y lo universal del ser humano, el Romanticismo valoró más bien lo nacional, lo individual y lo popular. Apostaba por los valores populares, y no por el mundo preindustrial y la idea del progreso a través de las ciencias.

En ese sentido, sus obras literarias se propusieron recuperar los relatos folklóricos y las leyendas locales, y abrazaron la poesía paisajística que enaltecía la geografía nacional. Así, se privilegió el escenario rural por encima del urbano, dado que se consideraba que los valores de lo patrio se hallaban lejos de las ciudades y de la sociedad burguesa.

Por otro lado, el paisaje dejó de ser el mero escenario de la acción y pasó a ser un tópico en sí mismo, dotado de un halo simbólico que operaba como reflejo de la emocionalidad y la subjetividad del poeta.

La subjetividad y la individualidad por encima del método

Entre los valores del Romanticismo literario, se halló la exaltación de la originalidad de la obra, comprendida como un reflejo del genio del artista, o sea, de sus tormentos, sus sufrimientos y su sensibilidad individual. En consecuencia, los poetas y escritores románticos se alejaron de los métodos y las reglas, para explorar libremente su subjetividad.

Esto se tradujo en obras que perseguían la libertad, es decir, que sometían sus formas no a la idea de lo correcto, de lo que se rigiera por el canon, sino a la libre expresión del carácter único del autor.

Así, por ejemplo, en el teatro, se rompió con la máxima aristotélica de las tres unidades dramáticas (acción, tiempo y lugar), y se procedió a mezclar lo trágico, lo cómico, la prosa y el verso, dando origen al llamado drama romántico. De modo similar, la poesía volvió a la métrica del medioevo o creó la suya propia, empleó sobre todo el verso corto y dio origen a novedosas formas líricas, muchas de las cuales no sobrevivieron al propio Romanticismo.

El pesimismo y la exaltación del sufrimiento

En su empeño por retratar los sentimientos, la literatura romántica exaltó los sentimientos y la emocionalidad. Así, creó las figuras del artista atormentado por su sensibilidad y del enamorado torturado por su amor. Este último a menudo acompañado de una amada enferma, muerta o moribunda.

Los relatos románticos suelen tener desenlaces lúgubres y trágicos, sometidos a la idea del destino inexorable. Los suicidios son comunes entre sus protagonistas, siendo el ícono al respecto el joven Werther de Goethe. También abundan los versos oscuros y melancólicos, como los de Himnos a la noche de Novalis, en los que la amada muerta se equipara simbólicamente con Jesucristo.

Al mismo tiempo, el amor libre y el rechazo a la moral burguesa son temas comunes en las obras literarias del Romanticismo.

La fantasía, el terror y lo siniestro

Como consecuencia de su rechazo al realismo, en la literatura romántica abundan los seres fantásticos, como monstruos, fantasmas, hadas, duendes, demonios y otras criaturas provenientes de distintas tradiciones culturales.

Sus relatos suelen abordar temas siniestros y tabúes, como el suicidio, el tiranicidio, las invocaciones, entre otros, lo cual hizo que estas ficciones fueran consideradas en la época como de “mal gusto”. El mejor ejemplo de ello fueron las llamadas novelas góticas, como Frankenstein o el moderno Prometeo (1818),de Mary Shelley (1797-1851); El vampiro (1819), de William Polidori (1795-1821); o incluso Drácula (1897),de Bram Stoker (1847-1912).

De modo similar, sus héroes suelen ser rebeldes, antihéroes, piratas, libertinos, bandoleros o marginales que rechazan las normas de la sociedad. En su lugar, optan por volver a las raíces y a lo natural.

La enorme diversidad de géneros

Dos géneros literarios protagonizaron la literatura romántica: la poesía y el teatro. Cada uno de ellos abarcó un conjunto diverso de subgéneros y variantes, dado que el movimiento romántico fue muy dado a la innovación y a la ruptura de las formas. El ensayo fue también un género muy importante, ya que muchos escritores románticos eran también filósofos y pensadores.

Sin embargo, en el siglo XIX, la novela ganó una importante predominancia, especialmente en Francia y América Latina, regiones a las que el movimiento llegó un poco más tarde que al resto.



Las vertientes nacionales del Romanticismo


El Romanticismo literario fue sumamente popular en Europa y luego en América, continente al que llegó tarde, pero con fuerza, sobre todo a América Latina. Dados sus intereses nacionalistas, es común estudiarlo según países o regiones.


Romanticismo alemán


El Romanticismo literario alemán fue el primero en originarse. Gracias a él, el movimiento se expandió por Europa.






Entre sus principales obras y autores, destacan:

  • Los bandidos (1781) y La doncella de Orleans (1801), de Friedrich Schiller (1759-1805).

  • Hiperión o El eremita en Grecia (1797), de Friedrich Hölderlin (1770-1843).

  • Himnos a la noche (1800), de Novalis (1772-1801).

  • El libro de las canciones (1827), de Heinrich Heine (1797-1856).

  • Fausto (1832), de Johan Wolfgang von Goethe (1749-1832).

  • Woyzeck (1837), de Georg Büchner (1813-1837).



Romanticismo inglés



El Romanticismo inglés fue una de las vertientes literarias románticas más conocidas y celebradas. Surgió casi a la par que en Alemania y manifestó cierto apego por la Edad Media y sus relatos, la novela histórica y la desconfianza ante el naciente imperio de las ciencias humanas.



Entre sus principales obras y autores, destacan:

  • Balada del viejo marinero (1798), de Samuel Taylor Coleridge (1772-1834).

  • Baladas líricas (1798), de William Wordsworth (1770-1850).

  • Canciones de inocencia y de experiencia (1798), de William Blake (1757-1827).

  • Ozymandias (1818), de Percy Bysshe Shelley (1792-1822).

  • Frankenstein o el moderno Prometeo (1818), de Mary Shelley (1797-1851).

  • Las peregrinaciones de Childe Harold (1818), de Lord Byron (1788-1824).

  • Oda a una urna griega (1819) y Oda a un ruiseñor (1819), de John Keats (1795-1821).

  • Ivanhoe (1820), de Walter Scott (1771-1832).

  • Confesiones de un inglés comedor de opio (1821), de Thomas de Quincey (1785-1859).


Romanticismo francés




El Romanticismo francés tuvo su auge durante el siglo XIX, y echó mano a las lenguas provenzales y a la tradición francesa previa a la Revolución francesa y al pensamiento racionalista.





Entre sus principales obras y autores, destacan:

  • Los mártires (1804) y Memorias de ultratumba (1848, póstuma), de Francois-René de Chateaubriand (1768-1848).

  • Los tres mosqueteros (1844) y El conde de Montecristo (1845), de Alexandre Dumas (padre, 1802-1870).

  • La dama de las camelias (1848), de Alexandre Dumas (hijo, 1824-1895).

  • Las quimeras (1854), de Gérard de Nerval (1808-1855).

  • Los miserables (1862), de Víctor Hugo (1802-1885).


Romanticismo italiano


La vertiente italiana, aunque tardía, estuvo fuertemente inspirada en el Romanticismo alemán. Tanto fue así que la primera novela italiana moderna, escrita en este periodo, se hizo a imagen y semejanza de Las penas del joven Werther, de Goethe.



Entre sus principales obras y autores, destacan:

  • Canciones (1821) y Cantos (1831), de Giácomo Leopardi (1798-1837).

  • Adelchi (1822) y Los novios (1827), de Alessandro Manzoni (1785-1873).


Romanticismo español


Dada la historia de oscurantismos de España, el Romanticismo literario llegó tarde, a mediados del siglo XIX, y sostuvo allí una vertiente más íntima, poco dada a los temas sociales y políticos.






Entre sus principales obras y autores, destacan:

  • Don Juan Tenorio (1844), de José Zorrilla (1817-1893).

  • Rimas y leyendas (1871), de Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870).

  • Cantares gallegos (1863), de Rosalía de Castro (1837-1885).


Romanticismo latinoamericano


A lo largo de sus distintos países, América Latina heredó de España la literatura romántica. El Romanticismo literario fue allí especialmente prolífico, muy vinculado con el espíritu político nacional. Se destacó sobre todo en países como México, Argentina, Colombia, Cuba y Venezuela.





Entre sus principales obras y autores y obras, destacan:

  • La cautiva (1837) y El matadero (1871, póstumo), del argentino Esteban Echeverría (1805-1851).

  • Facundo (1845), del argentino Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888).

  • María (1867), del colombiano Jorge Isaacs (1837-1895).

  • Cuentos morales para niños formales (1869), del colombiano Rafael Pombo (1833-1912).

  • El gaucho Martín Fierro (1872), del argentino José Hernández (1834-1886).

  • Vuelta a la patria (1877), del venezolano Juan Antonio Pérez Bonalde (1846-1892).

  • Flores del destierro (1878-1895) y Nuestra América (1891), del cubano José Martí (1853-1895).

  • Los de abajo (1916), del mexicano Mariano Azuela (1873-1952).




Autores


Jane Austen

Jane Austen (1775-1817), es una de las autoras referenciales del romanticismo inglés, imprescindible la lectura de sus obras en el país sajón, como ‘Pride and Prejudice’, ‘Sense and Sensibility’, ‘Mansfield Park’, ‘Love and Friendship’ y ‘Emma’.





Víctor Hugo

Víctor Hugo (1802-1885) es uno de los poetas, novelistas y dramaturgos más conocidos del romanticismo francés. Además de dedicarse a la literatura, también fue un activo político.

Como persona polifacética que fue, sus trabajos tocaron múltiples géneros, no obstante, entre sus obras más destacables se encuentra ‘Les Misérables’ de 1862.

Otras que tampoco pueden ser ignoradas son las obras de teatro ‘Lucrèce Borgia’, ‘Marie Tudor’, la novela ‘Notre-Dame de Paris’ y poesía como ‘Odes et ballades’, ‘L’art d’être grand-père’ y ‘Les quatre vents de l’esprit’.


José de Espronceda

José de Espronceda y Delgado (1808-1842), nacido en Almendralejo, Badajoz, es uno de los poetas españoles más conocidos y representativos del romanticismo en su país.

Si bien escribió novelas como ‘Sancho Saldaña’, es mucho más conocida su obra poética como ‘El estudiante de Salamanca’, ‘La canción del pirata’ y, aunque inacabadas, ‘El diablo mundo’ y ‘El pelayo’. También ejerció como político del partido progresista español, participando en las revoluciones de París de 1930.


Mary Shelley

Mary Shelley, cuyo nombre real era Mary Wollstonecraft Godwin, (1791-1851) es la primera mujer de esta lista, pero no la última. Fue muy conocida en varios ámbitos gracias a sus aportes en filosofía, teatro y en ensayos. Nacida en Londres, es considerada una de las primeras autoras de ciencia-ficción de la historia.

Entre sus obras más conocidas se encuentran ‘Frankenstein’ (obra icónica del Romanticismo que forma parte de la cultura popular de medio mundo), ‘Mathilda’, ‘Falkner’, ‘The fortunes of Perkin Warbeck’ y ‘Valperga’.



Gustavo Adolfo Bécquer

Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870) cuyo nombre real era Gustavo Adolfo Claudio Domínguez Bastida, fue un poeta y escritor español que, aunque conocido mientras vivió, no fue realmente popular hasta después de su muerte.

Entre sus obras más conocidas están varias narraciones como ‘La cruz del diablo’, ‘la promesa’, ‘Creed en Dios’ y ‘Los ojos verdes’, pero sin duda, es su poesía en ‘Rimas y Leyendas’ lo que lo ha hecho ampliamente conocido dentro de la corriente del romanticismo.

Esta obra se trata de un conjunto de relatos que unidos conforman una de las mayores obras de la literatura en español.


Lord Byron

George Gordon Byron (1788-1824) no únicamente fue poeta reconocido en su tiempo, sino que además llegó a ser una auténtica celebridad gracias a su gran atractivo y su personalidad excéntrica, ácida y polémica.

Debido a sus particularidades, hay quienes han defendido la idea de que el poeta inglés sufriera de trastorno bipolar.

Publicó muchas obras, entre las más destacadas se encuentran su gran obra inacabada ‘Don Juan’, además de ‘Hours of Idleness’, ‘The Bride of Abydos’ y ‘The Corsair’.

Como curiosidad, Lord Byron estuvo en posesión de varios animales a lo largo de su vida, entre ellos monos, un halcón, un águila, un zorro y hasta un oso.


William Blake

William Blake (1757-1827) era poco conocido en vida, aunque este poeta y pintor logró alcanzar la fama tras su fallecimiento.

Es probable que esto fuera por el hecho de que su obra era considerada más propia de la Ilustración que no del Romanticismo, aunque hoy en día se la clasifica dentro de la segunda corriente artística.

Entre sus obras se pueden encontrar ‘All religions are one’, más de tendencia iluminada, y ‘Poetical sketches’, ‘An island in the Moon’, ‘The French Revolution’ y ‘The Four Zoas’ alejándose más de la Ilustración.


Charlotte Brontë

Charlotte Brontë (1816-1855) es junto con sus hermanas Emily Jane y Anne uno de los miembros de la conocida familia Brontë, con destacables artistas entre ella. Charlotte y Emily, no obstante, son las más destacables de este linaje de poetas.

La obra más conocida de Charlotte es la novela ‘Jane Eyre’, aunque escribió otras como ‘Villette’ y ‘The Professor’, las cuales estuvieron inspiradas en su amor hacia el director de la escuela en donde estudió.




Emily Brontë

Emily Jane Brontë (1818-1848) es, al igual que su hermana Charlotte, muy conocida, especialmente por ser la autora de ‘Wuthering Heights’, novela caracterizada por la pasión y la violencia, con marcado carácter sexual.

De hecho, Emily Brontë tenía un estilo de redacción tan chocante para la sociedad victoriana del momento que muchos fueron quienes creyeron que su principal obra la había escrito un hombre.

Esto hizo que la obra fuera vista como algo inmoral y obsceno, pese a que con el devenir del tiempo se volvería en un clásico de la literatura inglesa que en ningún instituto de Reino Unido deja de ser parte del currículum escolar.


Alexandre Dumas

La vida de Alexandre Dumas (1802-1870), nacido Dumas Davy de la Pailleterie, ha pasado más desapercibida que no su nombre, mundialmente conocido por ser el autor de ‘Les Trois Mousquetaires’ y ‘Le Comte de Monte-Cristo’.

Lo que quizás no se conoce tanto son sus orígenes, siendo hijo de un general francés en la en aquel momento colonia de Santo Domingo que, a su vez, era hijo de un noble francés y una esclava negra.

Así pues, Alexandre Dumas es considerado no únicamente un gran escritor, sino también alguien que, en una época en la que la esclavitud y el racismo biológico seguían vigentes, la muestra de que las personas de raza africana o mestiza podían crear grandes obras artísticas.


Oscar Wilde

Oscar Fingal O'Flahertie Wills Wilde (1854-1900) es uno de los grandes escritores irlandeses en lengua inglesa más prolíficos. No únicamente se dedicó a la novela, también hizo poesía y obras de teatro.

Su obra no es meramente romántica en el sentido más ‘estándar’, por así decirlo, del término. Uso este movimiento como si de un pilar se tratara y fue moldeándolo a su antojo para crear nuevas sub ramas dentro del mismo.

De su vida personal lo más destacable es su homosexualidad, más que polémica en la sociedad irlandesa del momento, caracterizada por una marcada moral católica.

Entre sus obras más conocidas se encuentran ‘The Picture of Dorian Gray’ y ‘The Importance of being Earnest’. Sus últimas publicaciones, ‘De profundis’ y ‘The Ballad of Reading’ las escribió desde la cárcel.



Emily Dickinson

Emily Elizabeth Dickinson (1830-1886) fue una poeta americana, cuya poesía se caracteriza por tener una especial sensibilidad, además de envolverse en el misterio y abordar varias temáticas de forma muy profunda.







Orgullo y Prejuicio

Jane Austen

Novela | Romance | 367 págs

Capítulo I

Es una verdad mundialmente reconocida que un hombre soltero, poseedor de una gran fortuna, necesita una esposa.

Sin embargo, poco se sabe de los sentimientos u opiniones de un hombre de tales condiciones cuando entra a formar parte de un vecindario. Esta verdad está tan arraigada en las mentes de algunas de las familias que lo rodean, que algunas le consideran de su legítima propiedad y otras de la de sus hijas.

—Mi querido señor Bennet —le dijo un día su esposa—, ¿sabías que, por fin, se ha alquilado Netherfield Park?

El señor Bennet respondió que no.

—Pues así es —insistió ella—; la señora Long ha estado aquí hace un momento y me lo ha contado todo.

El señor Bennet no hizo ademán de contestar.

—¿No quieres saber quién lo ha alquilado? —se impacientó su esposa.

—Eres tú la que quieres contármelo, y yo no tengo inconveniente en oírlo.

Esta sugerencia le fue suficiente.

—Pues sabrás, querido, que la señora Long dice que Netherfield ha sido alquilado por un joven muy rico del norte de Inglaterra; que vino el lunes en un landó de cuatro caballos para ver el lugar; y que se quedó tan encantado con él que inmediatamente llegó a un acuerdo con el señor Morris; que antes de San Miguel vendrá a ocuparlo; y que algunos de sus criados estarán en la casa a finales de la semana que viene.

—¿Cómo se llama?

—Bingley.

—¿Está casado o soltero?

—¡Oh!, soltero, querido, por supuesto. Un hombre soltero y de gran fortuna; cuatro o cinco mil libras al año. ¡Qué buen partido para nuestras hijas!

—¿Y qué? ¿En qué puede afectarles?

—Mi querido señor Bennet —contestó su esposa—, ¿cómo puedes ser tan ingenuo? Debes saber que estoy pensando en casarlo con una de ellas.

—¿Es ese el motivo que le ha traído?

Análisis

La relación entre Darcy y Elizabeth como en cualquier relato de amor, los amantes deben esquivar diferentes inconvenientes, empezando por las tensiones ocasionadas por las mismas particularidades personales de los enamorados, los cuales enseñaran algunos de los puntos de vista de esta historia.

El orgullo de Elizabeth la hace juzgar mal a Darcy acerca del soporte de la principal impresión, mientras que el prejuicio de Darcy acerca de la pobre situación social que posee Elizabeth lo ciegan por u momento en muchas de sus cualidades, por ello Austen comenta numerosos inconvenientes pequeños para la comprensión del amor que siente entre ellos, incorporando el propósito de Lady Catherine de manipular a su sobrino, la incapacidad de la joven Bingley, la idiotez de la señora Bennet y las mentiras de Wickham.

Austen hace sonar diferentes notas más reales en donde se puede decir que se encuentran falsas acerca del amor, usando el personaje de Charlotte que se casa con Collins solamente por su posición social, esto es para enseñar que el corazón no siempre manda en el matrimonio, de igual manera con los personajes centrales Austen manifiesta que el amor verdadero es la fortaleza dividida por la sociedad que puede conquistar en los momentos más difíciles.

En la novela Orgullo y prejuicio se enseña una sociedad en donde la reputación de las mujeres es muy importante, se quiere que una mujer se porte de diferentes formas, salirse de las reglas sociales las hace más vulnerables a la expulsión, este asunto se encuentra presente en la novela cuando Elizabeth se dirige a Netherfield teniendo la falda llena de barra para sorpresa de la engreída joven Bingley y sus amigos.

En otros asuntos la conducta de mala intención de la señora Bennet le da mala señales con los Darcy y Bingley los más distinguidos, Austen se burla de los sin clase en esos ejemplos se ven marcados en la novela cuando Lydia huye con Wickham viviendo fuera del matrimonio, el autor trata la reputación como un tema bastante serio al ser la amante de Wickham sin los beneficios de una esposa, Lydia en seguida sale de la vida social y su desgracia amenaza a toda la familia Bennet.

El hecho de que el juicio de Lydia por terrible que sea, puede ser sentenciado por las otras hermanas a una vida sin esposos lo cual es bastante injusto, porque no tienen porque sufrir sobre las acciones de su hermana Lydia, la presencia de Darcy en el nombre de los Bennet se vuelve más generoso pero para algunos lectores pueden sentir que es una colaboración nada necesaria, ya que sin el dinero de Darcy no se hubiese convencido a Wickham para que se casara con Lydia.

El final perfecto de Orgullo y prejuicio es uno de los más emocionantes en mucho de los aspectos sin dejar estudiar el asunto de la reputación y la consideración que se le brinda, nos podemos preguntar Orgullo y prejuicio en que se basan las estructuras sociales mediante se aceptan los defectos.

Opinión

Orgullo y prejuicio es una novela clásica de la literatura inglesa que, a pesar de haber sido publicada en 1813, sigue siendo una lectura fascinante. Jane Austen, la autora de esta obra, logra capturar magistralmente la sociedad y las costumbres de su época a través de personajes vívidos y situaciones románticas. La historia se centra en la vida de la familia Bennet, especialmente en la protagonista, Elizabeth, y su complicada relación con el señor Darcy.

Una de las cosas que más disfruté de esta novela fue el lenguaje y estilo de Austen. Aunque puede parecer difícil al principio, me sorprendió lo accesible que era la prosa y cómo pude sumergirme sin problemas en la historia. Además, la autora añade una dosis de ironía en los diálogos, especialmente cuando Elizabeth tiene que defenderse de los comentarios maliciosos de algunos personajes. Esto le da un toque único a la novela y muestra el ingenio de Austen.




Rimas

Gustavo Adolfo Bécquer

Novela | Romance | 144 págs

LXXV

¿Será verdad que cuando toca el sueño

con sus dedos de rosa nuestros ojos,

de la cárcel que habita huye el espíritu

en vuelo presuroso?

¿Será verdad que, huésped de las nieblas,

de la brisa nocturna, al tenue soplo

alado sube a la región vacía

a encontrarse con otros?

¿Y allí desnudo de la humana forma,

allí los lazos terrenales rotos,

breves horas habita de la idea

el mundo silencioso?

¿Y ríe y llora y aborrece y ama,

y guarda un rastro del dolor y el gozo,

semejante al que deja cuando cruza

el cielo un meteoro?

¡Yo no sé si ese mundo de visiones

vive fuera o va dentro de nosotros;

pero sé que conozco a muchas gentes

a quienes no conozco.

Análisis

Gustavo Adolfo Bécquer (Sevilla, 1836 ─ Madrid, 1870) es el más importante poeta del Romanticismo español. Bécquer encarna el espíritu romántico en la literatura española de una manera definitiva y clara. Se ha considerado un romántico tardío, pues, en efecto, cuando inicia y desarrolla su producción literaria, el Romanticismo ya estaba finalizando y el realismo se abría paso con fuerza en el panorama literario español.

Bécquer publicó separadamente sus poemas en distintos medios de comunicación, como periódicos y revistas. Cuando la muerte lo sorprendió, a los 34 años, no había logrado recogerlos todos en una edición única, aunque había iniciado esta tarea con su famoso manuscrito Libro de los gorriones. Fueron sus amigos quienes póstumamente agruparon la producción poética de nuestro literato hispalense en el ya famoso título de Rimas; la primera edición se remonta a 1871. Ahora nos vamos a ocupar de la rima LXXV (“¿Será verdad que cuando toca el sueño”). Pertenece al cuarto bloque de contenido, según la clásica división de su poemario en cuatro secciones (1.- metapoética o reflexiva sobre los fundamentos de la poesía (rimas I-XI); 2.- celebración del amor correspondido (rimas XII-XXIX) ; 3.- expresión del fracaso amoroso (rimas XXX-LI); 4.- intuición y certeza de la muerte y la disolución final (rimas LII-LXXVI). Como apuntamos previamente, este poema se encuadra en el grupo 4, los que expresan la proximidad de la muerte. En este caso, el poeta medita sobre la vida extraterrenal del espíritu, en un mundo elevado, aparte y más armónico que el terrenal.

Opinión

Este poema que habla de la muerte está dividido en 5 estrofas, las cuales 4 de ellas plantean preguntas sobre la muerte y el alma del ser humano y la última en el que el quien contesta cada una de las preguntas anteriores.

Bécquer no sabe si creer en la vida, después de la muerte, y como este tema no lo deja estar tranquilo y lo llena de miedo, por lo cual hace la rima, expresando así su miedo y sus sentimientos





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